Cada día los vemos en el supermercado, en nuestros platos, en los restaurantes, en la comida de nuestras mascotas y en mil sitios más. También vemos a sus defensores y a sus detractores pelear constantemente en la televisión o en Internet, y eso no hace más que levantar sospechas acerca de su seguridad y de su naturaleza. Intentaré aquí dar unas pinceladas respecto esta tecnología y su seguridad.
¿Qué es un transgénico?
En la naturaleza existen organismos más o menos complejos, unicelulares y pluricelulares. Pero todos ellos consisten en el agregado (o en la singularidad) de células individuales. Cada una de estas células contiene toda la información genética necesaria para que la célula pueda desarrollarse y vivir. Esta información se almacena en el ADN, un biopolímero consistente en la sucesión de cuatro tipo de bases cuyo código se traduce, mediante proteínas específicas, en proteínas necesarias para la célula.
Dado que la diversidad de organismos de la Tierra es el producto de un proceso evolutivo, todos ellos comparten una parte importante de la información genética pero a la vez tienen un conjunto de genes que hacen que cada especie sea única.
La transgénesis no es más que coger entre unos pocos genes de una especie y añadirlos al código genético de la otra. Esto, que pudiera parecer extraño o alarmante, deja de serlo si consideramos lo que acabamos de decir. Dos organismos, intrínsecamente, compartirán muchísimos genes. Lo único que la transgénesis consigue es que compartan unos pocos más. De esta manera, una planta puede pasar a tener una proteína que la haga resistente al frió, o que la haga tóxica para algún insecto (que en ningún caso significa tóxica para un humano) y así mejorar la producción.
¿Son peligrosos los transgénicos?
Lo primero que ha de quedar claro, ante todo, es que es imposible decir que todos los transgénicos son buenos o son malos. Esto es sencillo de entender: lo que puede ser dañino de un transgénico no es el hecho de ser transgénico, sino la nueva o las nuevas proteínas que ahora exprese. De esta manera, una planta que ahora exprese una proteína inocua para el cuerpo humano no será dañina para el hombre. En cambio, un transgénico que exprese una proteína toxica para el ser humano sí será dañina.
De este modo, cualquier afirmación que diga que absolutamente todos o absolutamente ningún transgénico son seguros, cae automáticamente por su propio peso.
Una pregunta lícita aquí es: por qué un transgénico, por ser transgénico, no es tóxico? Pensemos acerca qué pasa con la comida en términos muy básicos: se desintegra. La cadena de ADN se desintegra, y donde antes había genes adicionales ahora solo habrá sus partes más simples, las piezas de ADN que en nada se diferencian de las que habría si la comida no fuera transgénica.
Pero podemos ir más allá: los productos transgénicos que consumimos pueden acarrearnos algun problema de salud? Eso depende absolutamente de cada producto (ya hemos dicho que no existe una verdad universal respecto a su inocuidad porque todos son diferentes) y del sitio en el que lo compremos. En Europa los controles que debe seguir un alimento transgénico para acceder al consumo humano son tan estrictos que todos esos alimentos son muy seguros.
Y aquí viene un detalle divertido (no, no es divertido): mientras que un alimento transgénico (con unos pocos genes nuevos y muy controlados) debe pasar controles minuciosos para poder ser comercializado, el cruce tradicional de plantas para obtener maíz más productivo o tomates más resistentes (que implica la mezcla descontrolada de cientos o miles de genes a parte de los de interés) no requiere ninguna regulación. Así pues, y simple y llanamente: los transgénicos para el consumo humano son tan o más seguros que los alimentos tradicionales.